¿Por qué deberías aprender Derecho aunque no seas abogado?

Aprender Derecho te da poder, libertad y herramientas para defenderte. Descubre por qué las leyes influyen en tu vida… incluso antes de que nazcas.

DERECHO

Abg. Carlos González

2/12/20254 min leer

Debes aprender Derecho porque las normas jurídicas regulan tu vida incluso antes de que nazcas.

Sí, así como lo lees. Antes de que abras los ojos por primera vez, ya tienes derechos: a un nombre, a una identidad, a una familia, a la vida misma. Aunque no pienses en ellas, aunque jamás te tomes el tiempo de leer una ley, las normas te abrazan y te llevan de la mano siempre. Las cumples, o a veces hasta las violas sin darte cuenta. Pero están ahí. Y si están ahí, si pueden protegerte o defenderte, ¿no crees que vale la pena, como mínimo, conocerlas y tratar de entenderlas?

1.- El Derecho no es ajeno a tu vida: es tu vida

Todo lo que haces —desde firmar un contrato hasta publicar una foto en redes— tiene implicaciones legales. ¿Usas internet? Estás aceptando términos y condiciones. ¿Pagas impuestos? Estás cumpliendo con leyes fiscales y tributarias. ¿Vas al médico? Tienes derechos como paciente. ¿Te casas, te divorcias (ojalá que no, y que siempre reine el amor), heredas, compras, vendes, trabajas, alquilas…? Todo, absolutamente todo, está regulado por el Derecho.

Y no se trata de que te conviertas en abogado, se trata de que entiendas lo suficiente como para no quedar indefenso. Porque cuando desconoces las reglas del juego, quedas en manos de quien sí las conoce… y las usa.

2.- No saber Derecho te puede salir caro (muy caro)

Te cuento algo que veo siempre en los tribunales: personas que están en juicios y, muchas veces, con alta probabilidad de perder su caso por no haber leído lo que firmaron. Gente que entregó su dinero o su propiedad con “confianza”, sin saber que el papel que firmaron no los protegía en nada.

Como el comerciante que alquiló un local para abrir su tienda sin fijarse en una cláusula que le impedía renovar el contrato. O el importador que trajo mercancía del extranjero sin cumplir todos los requisitos legales, sin saber que eso podía considerarse contrabando. No solo perdió los productos, sino que podría enfrentar cargos penales.

El desconocimiento legal, aunque no se note al principio, tarde o temprano nos puede costar lo más valioso: libertad, dinero o tranquilidad.

3.- Aprender Derecho es aprender a defenderte

Una vez, la señora Consuelo dijo en una audiencia: “yo no sabía que podía hacer eso”. Y su cara era una mezcla de rabia y alivio. Rabia por no haberse enterado antes, y alivio porque al fin alguien se lo había dicho.

Al escucharla, entendí que mucha gente sufre en silencio. No por falta de fuerza, sino por falta de información.

Aprender Derecho —aunque sea lo básico— te da herramientas para no quedarte callado. Para reclamar lo justo. Para saber a dónde ir, qué exigir, cómo actuar. Te da voz. Y en este mundo, tener voz es tener poder.

4.- No hay que ser Abogado para entender el Derecho

Uno de los grandes problemas es que nos enseñaron a ver el Derecho como algo lejano, complicado, lleno de palabras raras y libros pesados. Obviamente, si uno tiene en su mente que el Derecho es una enredadera de términos escritos como en otro idioma, ¿quién se anima siquiera a leer un artículo?

Pero yo puedo asegurarte algo: el Derecho también se puede explicar con ejemplos sencillos, con lenguaje claro. De hecho, cuando se hace de esa forma, el Derecho no solo se entiende… también se disfruta. Porque revela cómo funciona el mundo.

Yo, por ejemplo, trato de enseñarlo así: claro, directo y sencillo. Y si con eso tú alguna vez dices “¡ah, con razón pasó esto o aquello!”, eso basta. No para ganar un juicio, pero sí para no dejarte atropellar cuando más lo necesites.

5.- El Derecho te da autonomía y libertad

Cuando migré, me di cuenta de esto más que nunca. Saber Derecho fue lo que me permitió hacer trámites sin miedo, firmar contratos justos, desenvolverme en Ecuador sin olvidar que soy extranjero: como trabajador, como comerciante… en fin, como ciudadano.

Saber Derecho no es solo para protegerte cuando algo sale mal.

Es también para tomar decisiones con confianza. Para que puedas decir, cuando sea necesario: “eso no lo puedes hacer”. Para que no dependas siempre de otros. Porque solo así, cada día serás un poco más libre.

¿Y por dónde empiezo a estudiar sobre Derecho?

No hace falta inscribirte en una universidad ni leerte todas las leyes. Con que le pongas un poquito de ganas y un poquito de tiempo, es más que suficiente.

Aquí te dejo algunas ideas concretas:

Lee la Constitución de tu país. La puedes encontrar fácilmente en internet. Es la madre de todas las normas jurídicas de tu nación.

Busca contenido legal explicado en lenguaje sencillo. Hay blogs, videos, cuentas en redes sociales que lo hacen muy bien… y si no encuentras, sigue al Profe Carlos González.

No le tengas miedo a los términos legales. Si no entiendes algo, ¡investígalo! Google puede ser un gran primer paso. Cada palabra que comprendas es un escalón más en la escalera de tu libertad.

Para terminar este gran artículo (sí, así debemos opinar de todo lo que hacemos… con orgullo y sin vergüenza —¿o cómo más se puede decir cuando se hacen las cosas con el corazón?)

El Derecho no es solo para abogados. Es para todos. Es para ti. Porque todos merecemos saber cómo defendernos. Cómo exigir respeto. Cómo hacer que nuestra voz se escuche.

Y si llegaste hasta aquí, ya diste el primer paso. Haz que el Derecho forme parte de tu vida. No para memorizar leyes, sino para vivir con más bienestar, más seguridad… y más libertad.

Quedo a tu orden y siempre atento a tus comentarios.

Abg. Carlos González

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